Actualmente, existe un número creciente de tecnologías y soluciones disponibles para medir y analizar el rendimiento dentro y fuera del campo.

Con la miniaturización de los sensores portátiles, el incremento en la sofisticación de los sistemas de seguimiento mediante cámaras y las plataformas de integración de software o AMS (Athlete Management System) todo lo que hace un atleta ahora se puede monitorizar, cuantificar y analizar.

Sin embargo, más datos no significa necesariamente más conocimientos.

Muchos equipos están adoptando un enfoque más impulsado por procesos, efectuando un análisis inteligente (SMART), para determinar si merece la pena implementar un nuevo producto:

  • S – Específico
  • M – Medible
  • A – Aplicable
  • R – Relevante
  • T – Tiempo

ESPECÍFICO

  • ¿Qué estamos tratando de determinar y si hemos considerado todas las formas en que esto se puede medir?
  • ¿Estamos tratando de medir el factor estresante o la adaptación?
  • ¿Qué preguntas estamos tratando de responder con la tecnología? ¿Nos permitirán los datos profundizar en un patrón que se descubre?
  • ¿Nos permitirán los datos ayudarnos a indagar y profundizar más en algún patrón descubierto?

MEDIBLE:

  • Solo porque podemos medirlo, ¿es necesario medirlo como parte de nuestro modelo de análisis del desempeño?
  • ¿Cuánto cuesta la tecnología y cuál es el retorno de la inversión esperado?
  • ¿Con qué frecuencia necesitaremos usar la tecnología para obtener ventajas de su uso?
  • En el caso de productos que los atletas utilizan individualmente, ¿cuántos se necesitan y qué perdemos si no monitoreamos a todos los jugadores?
  • ¿Cuáles son los datos normativos y cómo actuaremos cuando veamos irregularidades?

APLICABLE

  • ¿Disponemos del dinero, el personal y las instalaciones necesarias para recopilar datos tangibles?

RELEVANTE

  • ¿Estamos midiendo lo que pensamos que estamos midiendo?
  • ¿Esta métrica nos permitirá marcar la diferencia en el manejo de los factores estresantes o solo estamos recopilando datos?

TIEMPO

  • ¿Tendremos tiempo suficiente para realizar la evaluación cuando la programamos?
  • ¿Tendremos el nivel de detalle necesario para obtener datos precisos?

El análisis SMART se puede aplicar al evaluar cualquier tecnología nueva que su equipo esté buscando o queriendo implementar, pero no olvide complementar el proceso con una enérgica investigación/búsqueda de información independiente sobre la validez y precisión de los datos que proporciona del sistema.

*Adaptado de una publicación de la Revista Performance Digest (nº 50).